Nació
el 11 de mayo de 1881 en Rinconada de Silva, sector de la comuna de Putaendo,
en la actual provincia de San Felipe, V Región de Valparaíso. Sus padres fueron
Don Manuel de la Cruz Carvajal Rodríguez y Dionisia Aspée Serrano. Su obra
literaria destaca los valores patrios al tiempo que pone en valor el mundo
rural, registrando y alagando las costumbres y tradiciones del campo chileno en
los valles centrales.
Los
temas de su literatura versaron sobre acontecimientos históricos. Su relato
sobre los héroes de Aconcagua marca un hito en la conformación de la historia
local a la vez que representa un aporte a la historia nacional.
Alejandrina
narró para la memoria nacional, creó la letra y participó en la musicalización
de los himnos patrios de Aconcagua y Prat. Estos textos fundamentalmente en
base a la repetición y sistematicidad con que se impartieron en todos los
establecimientos educacionales del valle, dictaminaron que los relatos y las
escenas que narran se transformaran, con el transcurso del tiempo y el accionar
de la cultura, en las bases narrativas locales del patrimonio y la identidad
cultural del valle de Aconcagua.
De
manera más general también escribió sobre las vivencias campesinas, y
especialmente sobre ciertos tipos sociales característicos como son los
arrieros de Aconcagua. Puede afirmarse por esto que al leer sus páginas se
encuentra una descripción anecdótica o un paisaje de la cultura local, regional
y nacional en un momento dado de la historia. Así puede leerse a Alejandrina
Carvajal Aspée, ilustre hija de Putaendo.
Las
condiciones de la familia en la que se desarrolló la vida de la poeta fueron
propicias, cuando no también oportunas. Las redes sociales y vínculos de
amistad y familia con altos dignatarios de la Iglesia Católica colaboraron a
desarrollar su conocimiento y aprendizaje con variados títulos y publicaciones
europeas y anglosajonas, que se añadieron a la educación recibida en Chile. El
rol que desempeñó su hermano, Monseñor Aníbal Carvajal Aspée en su vida fue decisivo, en tanto oportunidades de establecer
contactos internacionales con Roma, Francia e Italia.
A
la edad de 26 años contrae matrimonio con el florentino Atilio Cassi Massi y de
esa unión nacen Angélica, Atilio y Alejandro. La primera de ellos fallece a la
edad de 4 años, hecho que sin duda marcó una huella en el sentir de Alejandrina
y en el desarrollo de su veta poética y literaria. Sus hijos la sobrevivieron y
cuidaron celosamente cuando ya había entrado en años.
Su
obra quedó registrada en el libro “Cantos Patrióticos Chilenos”, impreso por la
Editorial “Asiés” S.A. en Santiago de Chile en el año 1947. La publicación
despertó elogios y comentarios en los medios más distinguidos de la época. La
“Revista Vea”, el Diario “El Trabajo” de San Felipe, “Las Ultimas Noticias”, la
“Opinión de Valparaíso”, la “Alianza de Intelectuales de Chile Seccional
Tocopilla”, la “Dirección General del Teatro Nacional”, entre otras
instituciones. En tanto personajes relevantes Renato García Pica, Gino Briano,
Joseph F. Burt Cónsul de los Estados Unidos en Chile entre otros, también
emitieron sus críticas positivas sobre la obra de Alejandrina Carvajal.
Muchas
de las obras de la autora fueron musicalizadas y en el caso de los himnos se
adoptó como obligación protocolar en las escuelas primarias de la comuna de
Putaendo, durante la década de 1940 y 1950 iniciar los actos y jornadas de
clases cada lunes entonando las estrofas de los himnos en el siguiente orden:
primero: el “Himno Nacional”; segundo: “Himno a Prat” y tercero “Himno de
Aconcagua”.
Además
del rol formativo que cumplieron estas obrasen particular, también Alejandrina
escribió canciones y tonadas que no podían faltar en las ramadas y fiestas
populares. Su amistad y concordancia con el músico Gino Briano llevó a que él
mismo musicalizara las siguientes obras: “El Rodeo” (el cual fue grabado con el
Sello Odeón por la Orquesta de Gabriel Clausi con la voz de Pepe Aguirre);
“Tiempos Viejos”, tonada esquinazo grabada por el mismo Sello musical. “Adiós
al Arriero”, canción que fuese popular en todo el valle de Aconcagua y que se
inspiró en una tradición original que data de los tiempos de la reconquista y
aún conservada en 1947 según palabras de la autora.
Vale
la pena transcribir sus versos:
“¡Adiós
mi Patria Vieja! La que murió en Rancagua. ¡Adiós mi caro Chile! A Mendoza me
voy… Así cantaba un triste, arriero de Aconcagua, que al trote de su mula, por
Los Patos pasó.
¡Adiós
Patria querida!, ya todo está perdido, O´Higgins con su gente a Mendoza marchó;
y el General Carrera, como una tromba loca, pasó por Chacabuco y a los Andes
trepó.
¡Adiós
mi Putaendo! Mi tierra florecida, adiós mi Rinconada de Silva, en que nací.
Adiós tus ricos mostos. Adiós tus chichas bayas, tus niñas buenas mozas.
¡Adiós! Voy a partir.
Me
voy a rodar tierras en mi mula rosilla; me voy a la otra banda para ganarme el
pan; no quiero ser esclavo de torpes sarracenos, soy un roto chileno que quiere
libertad.
Tal
vez muy pronto pueda volver con otros “guainas”, chilenos expatriados que
sufren como yo; para cortarle el “guari” a todos esos guardias, que están como
los gatos aguaitando al ratón.
Y
sollozó el cuitado… lanzó una chilenada, picó espuela a la mula y a su perro
llamó… y se internó silbando por la montaña fría y allá en la lejanía su sombra
se perdió”
Estas
obras musicales han sido registradas en la publicación de 1947, así como
“Juventud”, vals estrenado en el año 1945, y la “La Pascua Campesina”
musicalizada también por Gino Briano.
Años
después el Profesor Zapata encargado de música y coro del Liceo de San Felipe
compuso la música de los siguientes textos de la autora: “Juramento a la
Bandera de Chile” y “Canto de Salutación a los Argentinos”.
Alejandrina
Carvajal Aspée fallece en Putaendo el 15 de agosto de 1951, dejándonos como
legado cultural su preciada obra literaria, que podemos decir, compendia de
manera simbólica el Himno de Aconcagua, el sentir de todos los habitantes del
valle.
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