Volví a la ciudad vieja de casas empolvadas,
con sus álamos tristes, con sus altas veredas.
Un burrito rastroja las yerbas laceradas
por las fuertes pezuñas y las chirriantes
ruedas.
La plaza era lo mismo: con sus cuatro esquinas,
vendiendo mil silencios.
Caían sordamente bellotas de encinas
con las que jugábamos en el año veinte.
Contemplé mi rostro en el agua verde
y sentí trizarse sus espejos claros.
La nostalgia inútil en mí alma muerde...
Ay! mi pueblo viejo... jamás debí dejaros.
Jardines en sombra, eterno motivo
de todos mis versos, de todas mis penas.
Crepúsculo, viejo, suave y sensitivo,
con tus rozas pálidas y tus verbenas.
De la fuente vieja al murmurio terso
con vaho de mirra en todas las cosas,
quedóse llorando mi último verso,
en la vieja plaza de las pomarosas.
Poema correspondiente a su libro inédito "La paz solemne de los inviernos".
Algunos de estos poemas fueron publicados en el diario El trabajo de San Felipe
en los meses de marzo y octubre de 1931.
Fuente de información: https://poetassigloveintiuno.blogspot.cl
Hermosos versos de profundo sentir del alma exaltada por su tierra . Enraizada a cada sendero rincon donde quedo la impronta de su huella como en esta hermosa poesia. Me recuerda al poeta gonzalez bastias
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Hola Querida Cristina, disculpa no haber visto antes este mensaje, realmente no entro mucho a este blog. Gracias por tu bello mensaje, a mi tía abuela no la conocí pero me siento unida a ella a través de la poesía. Un abrazo querida amiga.
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